
El entusiasmo con el que los dueños de las grandes tecnológicas estadounidenses, entre ellos Mark Zuckerberg (Meta) o Jeff Bezos (Amazon) aplaudieron, como invitados especiales, durante la toma de posesión de Donald Trump hace poco más de cien días, sigue dando réditos. La Administración norteamericana ha redoblado las presiones para que la UE rebaje sus obligaciones a los gigantes digitales. Tras acusar a Bruselas de una “regulación excesiva” a este sector, Washington presiona ahora para rebajar la ley de Inteligencia Artificial (IA) y carga contra el esperado Código de Buenas Prácticas para la Inteligencia Artificial de Propósito General, pese a que este es voluntario.
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